ONG de Yoga solidario
Lesbos, debido a su proximidad con Turquía, se ha convertido en los últimos años en la puerta de entrada a Europa para muchos refugiados que huyen de sus países en conflicto. Hace unos años, el Campo de Refugiados de Moria acogía a miles de personas malviviendo en una situación muy precaria. Gracias a la presencia de organizaciones internacionales y con la colaboración desinteresada de muchísimos voluntarios, el día a día de las personas refugiadas podía hacerse algo más llevadera.
Light Without Borders es una de estas organizaciones que con su labor humana ofreció cariño y apoyo emocional a las familias refugiadas en Lesbos. De la mano de esta organización, Yoga Sin Fronteras pudo impartir clases de yoga para que las personas del Campo De Moria mejoraran su salud física y emocional en circunstancias tan adversas.
También One Happy Family, otra entidad internacional con presencia en Lesbos ofreció varios espacios para que las familias refugiadas pudieran paliar sus carencias, desde comida a diario hasta actividades de aprendizaje y juego para los más pequeños. Desde su espacio "Yoga and Sport for refugees", Yoga Sin Fronteras pudo acercar esta práctica a refugiados y voluntarios.
Yoga Sin Fronteras nació a raíz de esta primera experiencia en la que su fundadora tuvo la oportunidad de acompañar a los niños de este humilde orfanato y ofrecerles clases de yoga. Tras observar cuántos beneficios podía aportar la práctica de yoga para mejorar su movilidad e incorporar momentos enriquecedores en su día a día, decidió seguir compartiendo sus clases de yoga por todo el mundo.
Las actitudes machistas están hoy en día aún muy presentes en la sociedad méxicana, y es por ello que muchas mujeres sufren cada año violencia doméstica. Se estima que 6 de cada 10 mujeres solicitan ayuda ante esta situación, aunque muy pocas acaban denunciando la misma.
Yoga Sin Fronteras colaboró con el Centro de atencion a la mujer de Playa del Carmen para llevar las clases de yoga al día a día de estas mujeres cuya difícil situación las hace sentir vulnerables y con una baja autoestima. El yoga les permite sentir por unos instantes la conexión con ellas mismas, y a través de esta conexión, el empoderamiento que tanto necesitan.
La realidad que tienen que vivir los niños y niñas cuyas vidas se ven vinculadas al día a día de un campo de refugiados es muy dura.
Los pequeños del campo de Aida son niños con muchísima energía que necesitan relajar su cuerpo. Con las clases de Yoga Sin Fronteras, pudieron cerrar los ojos y olvidar por unos instantes las circunstancias que les rodean para poder encontrar paz.
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