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Alícia

Después de un punto de inflexión en su vida, Alícia empezó a practicar Yoga, primero con una motivación o necesidad terapéutica, para luego darse cuenta de que el Yoga provocaba cambios en ella, y que cuanto más avanzaba en la práctica más profundos se hacían éstos. Interesada por saber y profundizar más en esta filosofía y práctica, inició su formación con un maestro nativo del sur de la India, Kerala, que duró tres años. Esta experiencia y su posterior formación en Francia fueron la vuelta de llave decisiva para el cambio que se operó en su vida y que la confrontó consigo misma.

Su motivación ahora es intentar contribuir a hacer de este mundo, un mundo mejor, compartiendo la práctica y el tiempo con toda aquella gente que lo pueda necesitar o que quiera experimentar esta filosofía de vida. Para ella, el Yoga ni se enseña ni se aprende si no que se comparte y experimenta. No entiende la vida y la filosofía del Yoga sin la vertiente de voluntariado o de Karma Yoga, para contribuir a mejorar la vida de los demás de una manera altruista. Cree que aliviar el sufrimiento de los demás es algo que debería estar presente en la vida de todos nosotros y que a través del Yoga podemos contribuir a humanizar más el mundo.

Voluntaria de Yoga Sin Fronteras