Las prisiones son lugares desconocidos. La mayor parte de nosotros no tenemos contacto alguno con la vida que se desarrolla en ellas e ignoramos como es el día a día de los presos. Damos por sentado que cuando una persona ingresa en prisión se produce un proceso de transformación que nos devolverá a un ciudadano rehabilitado y listo para encajar de nuevo en la sociedad, pero sabemos que en muchos casos las personas que han cometido algún delito en el pasado vuelven a reincidir con el tiempo.
El yoga contempla la bondad innata de todo ser humano, y desde esta filosofía, no podemos sino comprender la realidad de los presos como una consecuencia de las circunstancias personales presentes en sus vidas con anterioridad al crimen cometido. Solo con una regulación emocional adecuada podemos aspirar a tomar las decisiones acertadas en cada momento.
La mayoría de las personas internas en prisión han experimentado algún tipo de trauma no resuelto. Cuando experimentamos un trauma, nuestro cuerpo y mente intentan protegernos a toda costa, y esto nos lleva a comportamientos inadecuados. Las personas en prisión necesitan trabajar su salud mental y asumir la responsabilidad de sus actos no desde la vergüenza y la culpa sino siendo capaces de observar su capacidad y potencial innatos.
Nuestra sociedad está acostumbrada a pensar que cuando una persona falla es debido a que no lo está intentando lo suficiente, pero a menudo olvidamos que la sanación espiritual es necesaria para hacer florecer la bondad nuestro interior, y desde ahí, poder ser mejores ciudadanos del mundo.
Queremos que el yoga entre en las prisiones de todo el mundo porque tenemos en nuestras manos una auténtica herramienta de sanación y superación. A través del yoga, no solo los presos pueden sentir un mayor bienestar, sino que podemos hacerles capaces de ofrecer un retorno a la sociedad.
Yoga Sin Fronteras ha empezado a ofrecer clases de yoga en prisiones de Cataluña y la experiencia nos ha demostrado lo necesario que es acompañar a los presos en su camino hacia la libertad. Queremos estar a su lado, queremos enseñarles a mirar hacia dentro para que puedan liberarse del sufrimiento que nubla su sanación interior.
Las prisiones son lugares en los que arrojamos a esas personas que nos molestan, que no encajan. Espacios llenos de hostilidad, miedo y rabia. Pero nosotros, practicantes y profesores de yoga, podemos hacer mucho por ellos, podemos contribuir a la solución, podemos ser parte de su transformación.
Ana
Hola!
Si hay opción de ayudar en las prisiones de la C. Madrid, yo estaría encantada de hacerlo.
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