El cáncer en edad pediátrica
El cáncer es una enfermedad de alto impacto a nivel global que afecta tanto a adultos como a poblaciones más jóvenes. En niños y adolescentes, debido a que el aumento de la incidencia tumoral tiene lugar a partir de los 20 años, está considerada una enfermedad minoritaria. A pesar de ello, constituye una de las principales causas de fallecimiento y morbilidad en edad pediátrica alrededor del mundo1,2. Afortunadamente, los avances médicos de las últimas décadas han incrementado mucho la supervivencia logrando que, actualmente, más del 80% de los niños y adolescentes con acceso a tratamientos avanzados alcance la vida adulta3.
La complejidad del proceso oncológico hace que estos jóvenes, además del impacto que el cáncer y los tratamientos tienen, puedan presentar cuadros y complicaciones a largo plazo tanto a nivel físico y mental como a nivel psicosocial4,5. Algunos de los efectos graves, por ejemplo, incluyen la aparición de un segundo cáncer, articulaciones que precisan reemplazo, hipoacusia e insuficiencia cardiaca congestiva con todos sus síntomas (fatiga, insomnio, ansiedad, depresión, etc.) y otros problemas asociados (impacto ocupacional, transición a la vida adulta independiente, conservación de la fertilidad, etc.). Se sabe también que la fatiga puede aparecer como un efecto secundario al cáncer y afectar a los adultos jóvenes supervivientes repercutiendo en su vida laboral, en las relaciones sociales y las actividades en la vida diaria, no existiendo actualmente ningún tratamiento satisfactorio para ello 6,7,8. En algunos casos, estas vivencias pueden derivar en traumas y una percepción de peligro que se mantiene en el tiempo 9,10.
Yoga y medicina integrativa
El yoga, una metodología percibida por casi el 90% de la población como una disciplina que promueve la salud11, es actualmente una de prácticas complementarias más populares de la medicina integrativa. Una extensa literatura médica en adultos demuestra que mejora la salud general, la calidad de vida, las funciones físicas, ayuda a regular las hormonas del estrés, a estimular el funcionamiento del sistema inmune, a reducir el distrés, la ansiedad, la depresión, el insomnio, la fatiga, las náuseas, el dolor o el deterioro cognitivo.12 En el caso específico del cáncer, la Sociedad de Oncología Integrativa (SIO) y la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) recomiendan el yoga para reducir la ansiedad, la depresión, la fatiga, mejorar el estado de ánimo, la calidad de vida y el sueño. 12, 13
Gracias a la creciente evidencia que demuestra sus beneficios, desde que en 1999 el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, hospital líder en oncología a nivel internacional, empezara a ofrecerlo a sus pacientes, se ha ido introduciendo poco a poco en el contexto sanitario. Actualmente el 75% de los 50 mejores de hospitales del mundo lo ofrecen o recomiendan a sus pacientes.14
Si bien los estudios científicos se han centrado generalmente en población adulta, en los últimos años se ha desarrollado también investigación en población infanto-juvenil 15. Ésta ha permitido concluir que el yoga mejora la actividad motriz, la concentración, la función cardiopulmonar y musculoesquelética,16 mostrando buenos resultados como estrategia no sólo para aliviar el sufrimiento relacionado con los efectos del cáncer y sus tratamientos, sino también para mejorar la sensación de autocontrol sobre la propia salud física, emocional y espiritual. Gracias a ello el yoga tiene hoy también muy buena presencia en los hospitales pediátricos referentes a nivel internacional.
Estudio sobre cómo el yoga reduce la fatiga en niños y adolescentes con quimioterapia intensiva
En 2016 un equipo de investigadores del Hospital for Sick Children de Toronto (Canadá) realizó una investigación con el deseo de averiguar si el yoga podía ayudar a reducir la fatiga en niños y adolescentes con cáncer que estaban hospitalizados y recibían tratamiento intensivo de quimioterapia.17
La fatiga es uno efectos secundarios de la quimioterapia que estos jóvenes identifican como más problemática. Resulta altamente incapacitante, sobre todo cuando es intensiva. Además, a menudo no se detecta y esto hace que no se pueda tratar adecuadamente. Es por lo tanto fundamental poder ofrecer estrategias no farmacológicas que ayuden a gestionarla.
El estudio, diseñado por un equipo médico en colaboración con profesores de yoga con experiencia en este tipo de población, tenía dos grandes objetivos:
– aumentar la movilidad de los niños hospitalizados
– enseñar técnicas de relajación que pudieran ser adaptadas a diferentes entornos.
Además, se basaba en cuatro principios clave: había de ser seguro, adaptable, flexible y atractivo para los niños.
Con el fin de poder atender las necesidades particulares de cada participante las sesiones fueron individuales (si querían, podían practicar con un acompañante). Se realizaban antes o después de la quimioterapia, nunca durante. En función de la disponibilidad de cada alumno duraban entre 15 y 45 min. La estructura era fija y se dividía en seis partes:
- Práctica respiratoria
- Ejercicios de calentamiento
- Posturas de yoga
- Posturas de equilibrio
- Ejercicios de enfriamiento
- Relajación final.
Los profesores de yoga seleccionaron las posiciones de una lista predefinida (en la que se habían excluido todas aquellas que pudieran representar un riesgo) y, en función de la situación de cada participante, se realizaban en el suelo, la silla o la cama. En el caso de que los niños o adolescentes tuvieran náuseas u otras condiciones limitantes, se ponía más énfasis en la respiración y la relajación final. Con el fin de crear un programa riguroso y estructurado y poderlo implementar luego en otros entornos, las sesiones se grabaron en video para su posterior verificación. De esta forma se garantizó la fidelidad del programa y la seguridad de las sesiones. Además, para poder completar al menos 3 clases por semana durante 3 semanas consecutivas, se ofrecieron de forma diaria.
Para hacer la práctica más atractiva a los pacientes más pequeños se hizo un seguimiento de las sesiones con pegatinas, se utilizaron juegos, música u otros accesorios (pedales, plumas para hacer ejercicios de relajación y respiración) que se guardaron en un bote especial e individual. Para los pacientes más adolescentes, el grupo investigador recomendó enfatizar la autonomía individual a la hora de seleccionar las posturas que más les atrajeran, así como escoger música de su gusto.
Límites para la práctica de yoga en pacientes con fatiga en un hospital
Las principales barreras para la práctica de ejercicio físico que estos estos jóvenes percibieron fueron: malestar, náuseas, bajo estado de ánimo, fatiga y preocupaciones sobre el impacto corporal. Además, el estudio permitió detectar que en los hospitales no siempre se dan las condiciones idóneas para este tipo de actividades debido a: falta de espacio y privacidad, necesidad de extremar las medidas de higiene y prevención de infecciones (especialmente en los pacientes portadores de catéteres venosos centrales).
En este sentido, se tomaron precauciones adicionales para garantizar que las sesiones fueran seguras en presencia de líneas venosas centrales y se insistió a los instructores de yoga que comprobasen su buen estado. Otra medida de prevención de riesgos fue higienizar correctamente todos los accesorios de yoga (que eran individuales para cada paciente) esterilizando el equipo antes y después de cada sesión con el fin de cumplir con las políticas de control de infecciones del hospital.
«El yoga debería ser un programa esencial y diario en el hospital”
El estudio tuvo buena aceptación entre los participantes, que agradecieron la mejora en el movimiento y una mayor capacidad para relajarse. Se hicieron comentarios como:
- «me gustó poder mover los músculos al hacer yoga en la esterilla»
- «el yoga me ayuda a tener los codos y las rodillas menos rígidos, me siento mejor después de las sesiones»
- «me ayuda a sentirme un poco mejor, más relajado»
Por otro lado, los padres indicaron que:
- «el yoga debería ser un programa esencial y diario en el hospital»
- «consigue que los niños salgan de sus mentes y de sus enfermedades»
- «les ayuda a mantener su cuerpo en movimiento».
Una herramienta para toda la vida
Enseñar yoga a niños y jóvenes con cáncer e introducirlo como práctica complementaria en los hospitales puede ayudarles, no solo a gestionar los síntomas y efectos secundarios de los tratamientos, sino proporcionarles valiosas herramientas que podrán utilizar a lo largo de toda su vida y reducir con ello potenciales secuelas a largo plazo.
Referencias:
- Steliarova-Foucher E, Colombet M, Ries LAG, et al. International incidence of childhood cancer, 2001-10: a population-based registry study. Lancet Oncol. 2017, 2017;18(6):719-731.
- Organización Mundial de la Salud, 2021. CureAll framework: WHO global initiative for childhood cancer: increasing access, advancing quality, saving lives. Organización Mundial de la Salud. https://apps.who.int/iris/handle/10665/347370
- Howlader N, Noone AM, Krapcho M, et al.: SEER Cancer Statistics Review (CSR) 1975-2016. Bethesda, Md: National Cancer Institute, 2019. Available online. Last accessed August 8, 2022.
- Anderson C, Smitherman AB, Nichols HB: Conditional relative survival among long-term survivors of adolescent and young adult cancers. Cancer 124 (14): 3037-3043, 2018
- PDQ® sobre el tratamiento pediátrico. PDQ Efectos tardíos del tratamiento anticanceroso en la niñez. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <01/13/2023>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/infantil/efectos-tardios-pro-pdq. Fecha de acceso: <03/15/2023>.
- Kohler BE, Sandler CX, Baque E, Bradford NK, Trost SG. Therapeutic exercise interventions in pediatric survivors of brain cancer and other solid tumors: A scoping review. Front Pediatr. 2022 Sep 16;10:979292.
- Brown ML, Rojas E, Gouda S. A Mind-Body Approach to Pediatric Pain Management. Children (Basel). 2017 Jun 20;4(6):50.
- Sat Bir Singh Khalsa, Cohen L., McCall T., Telles S., (2016). The Principles and Practice of Yoga in HealthCare. United Kindom. Handspring Publishing
- Oeffinger KC, Mertens AC, Sklar CA, et al. Chronic health conditions in adult survivors of childhood cancer. New England Journal of Medicine 2006; 355(15):1572–1582.
- PDQ® sobre el cáncer en los niños y adolescentes. National Cancer Institute. Actualización: <11/04/2021>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/infantil/hoja-informativa-ninos-adolescentes#qu-deben-tener-en-cuenta-los-sobrevivientes-de-cncer-infantil-o-adolescente-al-terminar-el-tratamiento . Fecha de acceso: <03/15/2023>.
- Cramer, H. (2015). Yoga in Germany-results of a nationally representative survey. Forschende Komplementarmedizin (2006), 22(5), 304-310.
- Cohen, L., Narayanan, s. (2021) Yoga in Oncologic Care: An Evidence-Based Treatment to Improve Outcomes. The ASCO Post. Recuperado el 17 de marzo de 2023: https://ascopost.com/issues/april-10-2021/yoga-in-oncologic-care-an-evidence-based-treatment-to-improve-outcomes/
- Lyman GH, Greenlee H, Bohlke K, Bao T, DeMichele AM, Deng GE, Fouladbakhsh JM, Gil B, Hershman DL, Mansfield S, Mussallem DM, Mustian KM, Price E, Rafte S, Cohen L. Integrative Therapies During and After Breast Cancer Treatment: ASCO Endorsement of the SIO Clinical Practice Guideline. J Clin Oncol. 2018 Sep 1;36(25):2647-2655.
- Cooper, N. (2022). The World’s Best Hospitals 2022. Newsweek. https://www.newsweek.com/worlds-best-hospitals-2022
- Spector D. Yoga in the pediàtric oncology population: a review of the literatura. 2021. Journal of pediàtric oncology nursing.
- Galantino ML, Galbavy R, Quinn L. Therapeutic effects of yoga for children: a systematic review of the literature. Pediatr Phys Ther. 2008 Spring;20(1):66-80
- Diorio, C., Celis Ekstrand, A., Hesser, T., O’Sullivan, C., Lee, M., Schechter, T., & Sung, L. (2016). Development of an individualized yoga intervention to address fatigue in hospitalized children undergoing intensive chemotherapy. Integrative cancer therapies, 15(3), 279-284.