Por Mireia Coma-Cros
En 1978 la Organización Mundial de la Salud (OMS) empezó a promover oficialmente el yoga. Desde entonces esta práctica milenaria ha alcanzado una amplia aceptación en la cultura occidental y, en las últimas décadas, ha empezado a recomendarse y/o ofrecerse en los mejores hospitales del mundo debido a sus vastos beneficios terapéuticos.
La evidencia científica demuestra que el yoga, entre otras cosas, mejora la función cardiovascular, la función respiratoria, las funciones cognitivas, las funciones músculo-esqueléticas, regula el sistema nervioso autónomo, reduce el estrés, la depresión, la ansiedad y el dolor.
Científicos de prestigiosas instituciones como la Duke University o el UCLA Medical Center realizaron una exhaustiva investigación que se publicó en el Annals of Indian Academy of Neurology, con el fin de identificar los efectos del yoga en diferentes condiciones neurológicas como la epilepsia, el ictus, la esclerosis múltiple, el Alzheimer, las enfermedades del sistema nervioso periférico y la fibromialgia.
La investigación, que seleccionó y revisó estudios en función del tamaño de la muestra, el control, la aleatorización, el doble ciego y el análisis estadístico de los resultados, concluyó que la práctica del yoga (con meditación) promueve mejoras fisiológicas y psicológicas estadísticamente alentadoras en los trastornos neurológicos mencionados.
Epilepsia
Según la OMS en el mundo hay más de 50 millones de casos documentados de epilepsia. Debido a que los tratamientos convencionales a menudo no son eficaces, gestionar esta condición con terapias complementarias como el yoga se convierte en una buena opción.
Un estudio realizado por Rajesh y col. (2006) a personas con epilepsia resistente a fármacos, demostró que aquellos participantes que practicaban meditación dos veces por día lograban reducir de forma significativa las convulsiones.
Una encuesta llevada a cabo por Sirven y col. (2003) a miembros de la Epilepsy Foundation of Arizona sobre el uso de tratamientos alternativos, reveló que el 44% de los encuestados había empleado prácticas como el yoga para gestionar sus convulsiones. El yoga resultó eficaz para controlar las crisis en el 57% de los participantes.
Otro estudio aleatorizado y controlado realizado por Lundgren (2008), que incluyó a 18 pacientes con epilepsia diagnosticada por electroencefalograma, demostró que el yoga tenía efectos beneficiosos para reducir el índice de convulsiones junto con la mejoría de la calidad de vida.
Prevención y rehabilitación del ictus
Según la OMS, el ictus es actualmente la segunda causa de mortalidad adulta en Estados Unidos y es responsable de casi 5,8 millones de muertes al año en todo el mundo. Además, según un informe publicado en la revista «The Lancet», el ictus es la segunda causa de discapacidad cognitiva y física en los países de renta media-baja.
En una revisión de 20 estudios que emplearon yoga en pacientes con accidente cerebrovascular (ACV), los autores hallaron que la relajación les ayudó tanto en la prevención como en la rehabilitación del ictus. La relajación promueve efectos positivos sobre la ateroesclerosis carotídea, la hipertensión, la diabetes y la enfermedad coronaria, que son factores de riesgo para la aparición o recurrencia del ictus. Los investigadores Bell y Seyfer (1990) describieron adaptaciones específicas de posturas del yoga que pueden emplearse en personas con limitación de la movilidad debido a trastornos neurológicos como esclerosis múltiple e ictus.
Bastille (2004) investigó los efectos del yoga sobre el equilibrio, la movilidad y la calidad de vida de personas con hemiparesia crónica tras una apoplejía. Todos los participantes demostraron algunos efectos positivos en las variables de resultado primarias y secundarias.
Otros estudios han revelado mejoras bio-psicológicas como una mayor sensación de bienestar, más tranquilidad, la experiencia de conexión entre mente y el cuerpo, así como mejoras en la fuerza física percibida, la amplitud de movimiento, la conciencia corporal, la marcha, el equilibrio, la energía, la concentración, la confianza y el estrés.
Afasia
La afasia es un trastorno que afecta la comprensión y comunicación oral y escrita. Suele presentarse de forma repentina después de un accidente cerebrovascular o una lesión en la cabeza. Sin embargo, también puede aparecer progresivamente a causa de un tumor cerebral de desarrollo lento o una enfermedad que causa daño progresivo y permanente (degenerativa).
Un estudio realizado por Lynton (2007) sobre la práctica de yoga Kundalini demostró una mejoría de la afasia y de la coordinación motora fina en pacientes que habían tenido un ACV. Los autores destacan que éstos y otros resultados apoyan las pruebas crecientes respecto de la mejoría de la discapacidad y de las limitaciones de la movilidad en personas con hemiparesia crónica posterior al ictus mediante ejercicios basados en yoga.
Esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad debilitante que daña la vaina de mielina que rodea la médula espinal. La enfermedad se presenta con diversos grados de gravedad que afectan a las funciones cognitivas, motoras y sensoriales. Actualmente no tiene cura, sin embargo, existen terapias cuyo objetivo es ralentizar su progresión con lo fin de controlar los síntomas y recuperar o mantener una calidad de vida adecuada. Dado que algunos medicamentos tienen efectos secundarios adversos y no se toleran bien, muchos pacientes buscan métodos alternativos de tratamiento, uno de los cuales es el yoga.
En 1997, una encuesta anónima enviada a 129 personas diagnosticadas de EM en Alemania informó que el 63% utilizaba algún tipo de terapia complementaria y, casi la mitad de ellas, realizaba meditación o yoga. Se trataba de un hallazgo sorprendente, ya que revelaba que los pacientes tomaban parte activa en su tratamiento y obtenían resultados positivos en el control de su enfermedad crónica.
Un estudio prospectivo aleatorizado realizado por Velikonja y col. (2012), comparó el yoga con la escalada deportiva en personas con EM y sugirió que el yoga, así como otras formas de ejercicio aeróbico, pueden desempeñar un papel en la mejora de la movilidad, la actividad y la función mental en las personas con esta condición.
Otro estudio aleatorio y controlado de 6 meses de duración demostró una mejora en la energía y la fatiga tanto en el grupo que practicó yoga, como en el que practicó ejercicio aeróbico (Oken, 2004). Y los científicos Kahraman y col. (2018) evidenciaron que el yoga proporcionaba mejoras significativas en los valores de calidad de vida, velocidad de la marcha, fatiga y depresión.
Otras investigaciones han destacado que esta práctica mejora el tono y la fuerza muscular, la autoconfianza y la resistencia (Powell, 2015), el equilibrio postural (Oliveira, 2016), la tasa de flujo espiratorio máximo, las condiciones físicas, la salud mental, la calidad de vida (Salgado, 2013) y la satisfacción sexual (Najafidoulatabad, 2014) de las personas con esclerosis múltiple.
Enfermedad de Alzheimer
El Alzheimer, una enfermedad que padecen 800.000 personas en España, es un trastorno cerebral que destruye lentamente la memoria y la capacidad de pensar y, con el tiempo, la habilidad de llevar a cabo tareas más sencillas.
La evidencia científica demuestra que la meditación, gracias a los efectos sobre la reducción del estrés, tiene un gran potencial para prevenir el deterioro cognitivo y de la memoria.
El estrés aumenta directamente los niveles de cortisol, una hormona que tiene efectos tóxicos sobre las células del hipocampo, un área crítica para el funcionamiento de la memoria. Varios estudios indican que la hipercortisolemia parece estar relacionada con la progresión clínica de la enfermedad de Alzheimer.
A pesar de los potenciales beneficios que podría tener el yoga en personas con esta condición, actualmente existen muy pocos estudios que relacionen el efecto de esta práctica con la prevención del deterioro cognitivo y de la memoria, por lo que es necesario seguir investigando en este ámbito.
Enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson es un trastorno progresivo que afecta al sistema nervioso y aquellas partes del cuerpo controladas por los nervios. En la actualidad es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común en el mundo. Los síntomas aparecen lentamente, pudiendo ser el primero un temblor apenas perceptible en una sola mano.
Una encuesta realizada a 272 personas con esta condición reveló que la mayoría consideraba el yoga y la meditación como herramientas útiles para aliviar los síntomas motores y no motores de la enfermedad, como la fatiga, las dificultades para dormir o el dolor (Donley, 2019).
Los estudios demuestran que esta práctica puede mejorar la flexibilidad, el equilibrio, disminuir la rigidez muscular, aumentar el rango de movimiento y promover la fuerza muscular en personas con Parkinson (Moriello G, 2013). Se ha sugerido que la incorporación del yoga y la terapia ocupacional pueden promover el equilibrio y disminuir las caídas (Swink et al., 2020). Además, el yoga se considera una terapia complementaria eficaz para reducir las complicaciones psicológicas, en particular la ansiedad y la depresión en estas personas (Slomski , 2019; Sagarwala, 2020).
Trastornos del sistema nervioso periférico
El sistema nervioso periférico envía información del cerebro y la médula espinal, o sistema nervioso central, al resto del cuerpo mediante los nervios motores. Los trastornos de este sistema ocurren cuando los nervios fuera del cerebro y la médula espinal (nervios periféricos) se dañan. Esta afección a menudo causa debilidad, entumecimiento y dolor, por lo general, en las manos y en los pies. También puede afectar otras áreas y funciones corporales, como la digestión y la orina. La neuropatía periférica puede ser el resultado de lesiones traumáticas, infecciones, problemas metabólicos, causas hereditarias y exposición a toxinas.
La evidencia científica revela que el yoga mejora los trastornos del sistema nervioso periférico. Un estudio controlado no aleatorizado realizado por Malhotra (2002) comparó durante 40 días a un grupo de 20 personas con neuropatía diabética con un grupo de control. Los resultados mostraron mejoras en el grupo que practicó yoga en las velocidades de conducción del nervio mediano de la mano mientras que las velocidades en el grupo de control siguieron deteriorándose. Además, los individuos que practicaban yoga también lograron un mejor control glucémico.
También se ha estudiado la eficacia del Hatha Yoga para mejorar los síntomas del síndrome del túnel carpiano (STC). En un ensayo aleatorizado y controlado realizado por Garnfinkel y col. (1998) los practicantes de yoga tuvieron mejoras estadísticamente significativas en la fuerza de prensión y en la reducción del dolor. Además, también experimentaron una mejora significativa en la flexión palmar de la muñeca. El estudio estableció que un régimen basado en el yoga era más eficaz que el entablillado de la muñeca y cualquier tratamiento complementario para aliviar algunos síntomas del síndrome del túnel carpiano.
Fibromialgia
La fibromialgia es un trastorno de sensibilización generalizada a los estímulos sensoriales que se presenta como un complejo de síntomas que incluyen dolor, disfunción del sueño y fatiga. Afecta a un 2% de la población mundial y al doble de mujeres que hombres.
Un estudio realizado por Carson y col. (2010) observó que la práctica de yoga mejoró el dolor, la fatiga, la rigidez, los trastornos del sueño, la depresión, la memoria, la ansiedad, el equilibrio y la fuerza en personas con fibromialgia. Además, los participantes también mostraron cambios psicológicos en la gestión del dolor a través de una mayor utilización de estrategias de adaptación, como la resolución de problemas, la aceptación, la relajación y el compromiso con la actividad, y un menor uso de estrategias de inadaptación, como la confrontación, el autoaislamiento, la desvinculación y la catastrofización.
Otro estudio realizado por Goldenberg publicado en el Journal of Musculoskeletal Pain demostró mejoras estadísticamente significativas en el bienestar global, el dolor, el sueño, la fatiga, el cansancio al despertar y el estado funcional general en personas con fibromialgia. Además, el estado psicológico (SCL-90-R) también mejoró en un 32% entre los sujetos de prueba en comparación con los controles.
Discusión y conclusión
La presente revisión mostró la utilidad del yoga como una forma no invasiva de tratar varios trastornos y mejorar la calidad de vida de las personas con condiciones neurológicas. Los autores reconocen que, si bien se observaron beneficios, la mayoría de los estudios se encuentra en las etapas iniciales de la comprensión de los beneficios clínicos de esta práctica. Por último, los autores concluyen que, a pesar de estas limitaciones, el potencial del yoga para el tratamiento de trastornos neurológicos es considerable.
Referencias:
- Mishra, S. K., Singh, P., Bunch, S. J., & Zhang, R. (2012). The therapeutic value of yoga in neurological disorders. Annals of Indian Academy of Neurology, 15(4), 247.
- Nourollahimoghadam, E., Gorji, S., Gorji, A., & Ghadiri, M. K. (2021). Therapeutic role of yoga in neuropsychological disorders. World journal of psychiatry, 11(10), 754.