El Yoga Inclusivo es mucho más que posturas, es abrir la práctica a todas las personas, crear espacios donde todos se sientan bienvenidos y fomentar un enfoque consciente que tenga en cuenta las diferentes realidades de quienes llegan a la clase. En nuestro primer taller presencial de la 1ª edición de la formación de 300h Yoga Inclusivo Integral, vivimos un día lleno de aprendizaje, reflexión y conexión, con el objetivo de transformar la forma en que enseñamos yoga para que llegue a quienes más lo necesitan.
El sábado 4 de octubre de 2025 nos reunimos con los alumnos de la formación y algunas participantes externas, entre ellas voluntarias de YSF. La jornada fue híbrida, con personas conectadas incluso desde fuera de España. Arrancamos el día con una práctica dinámica que nos ayudó a enraizar cuerpo y mente, y seguimos con un momento de presentación donde cada persona compartió su historia, sus motivaciones y lo que esperaba de la formación.
La mañana continuó con una dinámica especial que nos ayudó a tomar conciencia de nuestros privilegios y a reflexionar sobre cómo estos condicionan el acceso al yoga. Fue un momento profundo de aprendizaje y reconocimiento que preparó el terreno para adentrarnos en el método ISTA, explorando sus principios y herramientas clave para la práctica inclusiva.
Por la tarde, nos centramos en los alumnos de la formación. Trabajamos de manera práctica en la creación de secuencias inclusivas, aprendiendo a integrar elementos como la silla para garantizar que la práctica pueda adaptarse a cualquier persona. Fue un espacio lleno de preguntas, pruebas, descubrimientos y conversaciones inspiradoras, donde cada participante pudo experimentar de primera mano cómo transformar la teoría en práctica real.
El taller dejó claro algo que el yoga inclusivo no es solo una técnica o un conjunto de adaptaciones. Es un enfoque, una forma de enseñar y de relacionarse con las personas, donde el respeto, la empatía y la accesibilidad son los pilares fundamentales. Cada gesto, cada ajuste y cada secuencia construyen un espacio donde todos pueden sentirse incluidos, escuchados y acompañados.
Cada clase, cada secuencia, cada gesto que lleves a cabo puede ser un paso más hacia un yoga que realmente llegue a todos.